DISCURSO DE JUAN DOMINGO PERÓN
12 DE JUNIO DE 1974
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Producción Periodística de Villa Crespo Digital
19 de
julio del 2011. Actualizado diciembre del 2021
El último
discurso de Juan Domingo Perón, por tercera vez presidente de
los argentinos.
AL
PUEBLO ARGENTINO:
"Como
ha sido mi costumbre, hoy deseo hablar al pueblo argentino sin eufemismos
y sin reservas mentales.
"La
información, como mi sentido de la realidad, me dicen que en
el país está sucediendo algo anormal a lo que debe ser
la marcha pacífica y serena de la tranquilidad.
"Parte
de esta intranquilidad obedece a causas reales; parte de ella, se ocasiona
en la provocación deliberada.
"Existen,
sin duda, factores negativos que provocan consecuencias a cuyas causas
hay que ponerle remedio; pero ocurren también hechos que sólo
obedecen a causas provocadas e invocadas al servicio de una campaña
psicológica, con fines inconfesables, desarrollada ante la indiferencia
de unos y la desaprensión de otros, pero que provocan un estado
de cosas que si bien tienen un objetivo bastardo, no por eso dejan de
perjudicar la confianza popular y la firme decisión que el país
debe tener en la Reconstrucción y Liberación en que estamos
empeñados. Así podríamos estar acercándonos
a una lucha cruenta que algunos insensatos intentan provocar, en tanto
el gobierno se esfuerza por evitarla.
"Personalmente,
he presenciado de cerca esa lucha y conozco sus efectos y sus consecuencias.
Todos hablan de que fuerzas foráneas e interiores trabajan por
crear trabas a la decisión tomada, pero pocos se ponen al servicio
en defensa de esa buena causa, y en ello no hablo de los opositores
sino muy especialmente de los propios partidarios, que poco hacen de
efectivo para asegurar la pacificación y realización de
lo que debe ser el empeño de los verdaderos argentinos, en las
horas decisivas que nos tocan vivir.
"Algunos,
por mala intención, sirven a la perturbación; otros, lo
hacen como idiotas útiles, pero muchos son los que, a sabiendas
o sin darse cuenta, sirven a intereses que no son los del país.
"Cuando
el 21 de junio del año pasado dije que volvía para servir
lealmente a la Patria, tal como lo hiciera toda mi vida, sabía
claramente que enfrentábamos un proceso difícil y peligroso,
pero también era consciente, entonces, como lo soy ahora, de
que no podía regir mi responsabilidad frente al pueblo, que es
la única fuerza en la que siempre he confiado para orientar y
conducir los destinos del país.
"Yo
nunca engañé a ese pueblo, por quien siento un entrañable
cariño. Ese es el sentimiento y la relación que me han
dado fuerzas para seguir adelante, en medio de las diarias acechanzas
y conjuras ridículas, tanto de quienes sueñan con un pasado
imposible como de los que desean apurar las cosas. Yo vine al país
para lanzar un proceso de liberación y no para consolidar la
dependencia. Yo vine al país para brindarle seguridad a nuestros
conciudadanos y lanzar una revolución en paz y armonía
y no para permitir que vivan temerosos quienes están empeñados
en la gran tarea de edificar el destino común. Yo vine para ayudar
a reconstruir al hombre argentino, destruido por largos años
de sometimiento político, económico y social.
"Pero
hay pequeñas sectas, perfectamente identificadas, con las que
hasta el momento fuimos tolerantes, que se empeñan en obstruir
nuestro proceso; son los que están saboteando nuestra independencia
y nuestra independiente política exterior; son quienes intentan
socavar las bases del acuerdo social, forjado para lanzar la Reconstrucción
Nacional. Son esos mismos que quieren que volvamos a apagar los motores.
Son también los que, malintencionadamente, interpretaron mis
mensajes o simularon hacerlo para interferir luego la unidad para la
reconstrucción, con una supuesta complacencia con los enemigos
de este proceso.
"La
unidad que propusimos tenía fines muy distintos a los que suponen
esas mezquindades. Fue para concretar la liberación nacional
y no para darles coraje a los enemigos de nuestra Patria.
"Esa
unidad era y es para que el pueblo pueda hacer su voluntad sin obstáculos,
y no para que permanentemente deban sortearse las jugarretas de quienes
procuran impedir la concreción de los deseos de las grandes mayorías
nacionales.
"Por
ello creo que ha llegado la hora de reflexionar acerca de lo que está
pasando en el país y depurar de malezas este proceso porque,
de lo contrario, pueden esperarse horas muy aciagas para el porvenir
de la República.
"Como
ustedes saben, nosotros propiciamos que el acuerdo entre trabajadores,
los empresarios y el Estado, sirva de base para la política económica
y social de nuestro gobierno. Lo hicimos con la convicción de
que es el mejor camino para lograr, con el aporte de todos, sacar adelante
el país.
"Todos
los que firmaron en dos oportunidades ese acuerdo, sabían también
que iban a ceder una parte de sus pretensiones, como contribución
al proceso de la liberación nacional. Sin embargo, a pocos meses
de asumir ese compromiso clave para el país, pareciera que algunos
firmantes de la Gran Paritaria están empeñados en no cumplir
con el acuerdo, y desean arrastrar al conjunto a que haga lo mismo.
"Yo
califico a quienes están en esa posición, como minorías
irresponsables y los acuso de sabotear la Reconstrucción Nacional.
No escapa a mi percepción la existencia de irregularidades, a
las que procuraremos ponerle remedio cuanto antes.
"Frente
a esos irresponsables, sean empresario o sindicalistas, creo que es
mi deber pedirle al pueblo no sólo que los identifique claramente,
sino también que los castigue como merecen todos los enemigos
de la liberación nacional.
"Por
nuestra parte, quiero que se tenga la más plena certeza de que
los funcionarios oficiales que hayan violado el acuerdo, tendrán
su sanción. A este respecto, pido a todos los ciudadanos que
denuncien ante la Secretaría de Gobierno de la Casa Rosada, toda
irregularidad que conozcan en los órganos gubernamentales.
"Tampoco
es nuestro deseo que los vivos de siempre saquen tajada del sacrificio
de los demás. Los que hayan violado las normas salariales y de
precios, como los que exijan más de lo que el proceso permite,
tendrán que hacerse cargo de sus actos.
"A
mi juicio, quienes inducen al desorden, están promoviendo la
contrarrevolución, y estoy convencido de que el pueblo habrá
de combatirlos, como siempre hace con sus enemigos. Sé positivamente
que existen algunos problemas reales. ¿Cómo evitarlos,
cuando estamos cambiando drásticamente las estructuras de la
dependencia, montadas por los empleados de los poderes coloniales? Pero
estoy convencido de que esos problemas tienen poco que ver con los que
inventan los saboteadores del proceso.
"Los
que hace muchos años que estamos en esta labor, sabemos claramente
que un 80 ó 90 por ciento de las cosas que se andan diciendo
por ahí, son inventadas por los profesionales de la acción
psicológica.
"Algunos
diarios oligarcas están insistiendo, por ejemplo, con el problema
de la escasez y el mercado negro. Siempre que la economía está
creciendo y se mejoran los ingresos del pueblo –como sucede desde
que nos hicimos cargo del poder- hay escasez de productos y aparece
el mercado negro. Lo que subsistirá hasta que la producción
se ponga a tono con el aumento de la demanda.
"Por
otra parte, el gobierno ha fijado los precios, pero cuando se cobra
más de los precios fijados, el que compra debe ser el encargado
de hacerlos cumplir, ya que el gobierno no puede estar cuidando el bolsillo
de los zonzos, que hacen el juego a los especuladores.
"No
hay que olvidar que los enemigos están preocupados por nuestras
conquistas, no por nuestros problemas. Ellos se dan cuenta de que hemos
nacionalizado los resortes básicos de la economía y que
seguiremos en esa tarea sin fobia, pero hasta no dejar ningún
engranaje decisivo en manos extranjeras.
"En
un año de gobierno, ellos advierten que el pueblo sabe, sin acudir
a las recetas de miseria y dependencia, que mejoramos el salario real
de los trabajadores, bajamos drásticamente la desocupación
y aumentamos las reservas del país.
"Esas
sectas minoritarias han llegado a la histeria, y quieren que nos contagiemos
para impedir que este proceso de cambio siga avanzando. Si esto sucede
en lo económico, no deja de complementarse en lo político-social;
no sería mucho avanzar en la autocrítica si dijéramos
que, en muchas partes, los hombres de nuestro propio movimiento, en
la función gubernamental, tiene la grave falla de sus enfrentamientos,
ocasionados unas veces por bastardos intereses personales y otras por
sectarismos incomprensibles. A todo ello se suma la fiebre de la sucesión,
de los que no comprenden que el único sucesor de Perón
será el pueblo argentino que, en último análisis,
será quien deba decidir.
"Se
ha lanzado a la calle el asunto de la televisión, cuando ya funcionaba
una comisión de estudio en la que debía participar el
Estado, sus legisladores, los sindicatos de esta especialidad y otros
órganos interesados en la mejor solución.
"Sus
concesiones han vencido hace dos meses, como también ha vencido
el plazo acordado a esa comisión.
"Sin
embargo, el Poder Ejecutivo, que es quien debe decidir, ha mantenido
una conducta prudente que, lejos de despertar intranquilidad, ha servido
para que los órganos publicitarios, al servicio de otros intereses,
que no son los del país, lanzaran las más incomprensibles
versiones.
"La
Universidad es foco de semejantes insensateces. Querían su ley,
la tienen y está en plena organización normalizadota.
¿A qué seguir agitando un asunto terminado en lo sustancial?
¿Cómo se explica que ello suceda, solamente con fines
extrauniversitarios.
Esperamos los concursos para el profesorado. Será preciso asegurar
que el resultado de ello sea respetado y defendido por todos, como una
garantía para que la Universidad, que valdrá tanto como
se vea el valor de su profesorado, pueda organizarse.
"Yo,
personalmente, he preparado un estudio sobre el Modelo Nacional, de
acuerdo con nuestra doctrina. Ya se comienza a hablar de corporativismo,
asunto en el que ni siquiera hemos pensado, aunque creemos justo que
la representatividad sea un asunto fehaciente y real para todos los
sectores de una comunidad organizada.
"Podría
seguir mencionando numerosas cuestiones que se agitan arbitrariamente
con fines de perturbación político-social, pero sé
que el pueblo argentino es lo suficientemente perspicaz como para saber
desentrañar la verdad.
"Cuando
acepté gobernar, lo hice pensando en que podría ser útil
al país, aunque ello me implicaba un gran sacrificio personal.
Pero si llego a percibir el menor indicio que haga inútil ese
sacrificio, no titubearé un instante en dejar este lugar a quienes
lo puedan llenar con mejores probabilidades. Con esto hago un llamado
a todos los que anhelan la paz y la tranquilidad, como a los que comprometieron
su responsabilidad al elegirme para presidir el gobierno. Nadie podría
entonces llamarse a engaño sobre lo que yo quería, porque
en numerosas oportunidades vine anunciando mis intenciones y deseos
en actos públicos en la Patria, como en comunicaciones desde
el exilio, que también tuvieron estado público. Si me
eligieron, imagino que las apoyaban y coparticipaban, como consecuencia,
en la responsabilidad de realizarlo. Sin el apoyo masivo de los que
me eligieron y la complacencia de los que no lo hicieron, pero luego
evidenciaron una gran comprensión y sentido de responsabilidad,
no sólo no deseo seguir gobernando, sino que soy partidario que
lo hagan los que puedan hacerlo mejor.
"Una
campaña psicológica de los elementos negativos de la nacionalidad,
aliados a la acción foránea empeñada en anular
el despegue argentino, no puede tener éxito si los bien intencionados
no defeccionan y apoyan efectiva y dinámicamente al gobierno
en sus realizaciones.
"Este
apoyo no debe ser pretoriano, sino inteligente y franco, apoyando lo
bueno y señalando lo malo, ante quienes lo puedan remediar, pero
no sumando la murmuración propia o la perturbación a los
que la desarrollan en grupos que bien sabemos en lo que están.
"Ya
pasaron los días de exclamar "la vida por Perón";
vivimos momentos en que es indispensable demostrar en hechos sinceros
y fehacientes, que estamos dispuestos a servir al objetivo común
de todos los argentinos, realizado en paz con un trabajo honrado y permanente,
a la vez que neutralizando la acción de los enemigos de la Patria,
de afuera o de adentro, empeñados en impedir su reconstrucción
y su liberación.
"Duele
en el alma y en el corazón argentinos, tener que contemplar un
sabotaje de pigmeos que no han llegado a comprender que los innegables
éxitos de nuestra política internacional, que nos está
llenando de ventajas y de prestigio en el mundo exterior, son parte
de un patrimonio nacional que sólo un traidor a la Patria puede
combatir, cualesquiera sean las causas que lo impulsan.
"Cuanto
estamos haciendo por los intereses, el honor y el prestigio de la República
ante todos los países del mundo, depende, en gran parte, del
masivo apoyo de nuestro pueblo. Defeccionar en estos momentos, significaría
renunciar a todo lo conquistado, para volver a ser una republiqueta
sin dignidad y sin grandeza.
"Por eso, cada uno que comparta las inquietudes y fines que perseguimos,
no puede ser un testigo mudo de los acontecimientos, sino un protagonista
activo y diligente en la defensa de los intereses comunes de los argentinos.
Sólo los pueblos calificados con un alto índice de cultura
política, pueden llegar a ser artífices de su propio destino.
Muchas gracias".
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